"Hubo un tiempo en el que el metal industrial, mucho antes de convertirse en un estilo comercial, llegar a las masas e incluso llevar sus sucedáneos a Eurovisión, se caracterizaba por todo lo contrario. El sonido lo-fi era su sello de identidad, lo accesible brillaba por su ausencia y, tirando de la cuerda en un supuesto árbol genealógico, todos los caminos sin duda nos llevarían hasta Godflesh. Tras una época convulsa y un hiato de más de diez años, el dúo británico vive actualmente otra etapa de relativa estabilidad, y a pocas semanas de publicar su nuevo álbum, llegaba a la península para revisitar su legado en tres ciudades españolas".
Puedes leer la crónica de nuestro compañero Jorge Azcona aquí.